El integrismo catalanista


Muchos son los halagos que se ha llevado esta semana Xirinacs, después de quitarse la vida de la manera más cobarde en un acto de "libertad patriótica", segun él. Ahora que està de moda adular a los que ya no están, hemos desayunado estos días con alabanzas por parte de la mayoría de políticos catalanes enalteciendo la figura de quien fuera símbolo de la libertad en épocas de dictadura. Son los mismos que después de utilizarlo cuando les interesó, lo introdujeron en su caja de trastos usados, desfasados e inservibles y le dieron cómodo retiro para evitar la molestia de escuchar frases que salían de su boca totalmente caducas, desfasadas y que ya no les interesaba escuchar.

Nada justifica un suicidio a mi modesto entender. De todas maneras aunque no justifica si que puede ser comprensible en casos de depresión, abandono sentimental, ruina económica, o pérdida de hijos. En el caso de Xirinacs, ninguna de estas razones se cumple salvo una quinta, que podría ser la pérdida del jucio. Va por delante que esa es una decisión que pone al nazionalismo actual a la altura del integrismo islámico viendo los paralelismos existentes entre la muerte de Xirinacs, acompañada de una misiva en forma de despedida semejante a la que dejan los jóvenes mártires islámicos que se graban delante de una cámara de video, kalashnikov en mano, dando su último adiós a los suyos a la espera de ser recibidos en el cielo por Alah y 20 vírgenes para ellos solos.

Este talibanismo catalán, ha quedado patente a la vista de las reacciones de determinados políticos, las unas esperadas y otras cuando menos sorprendentes. Para el que no lo sepa, Xirinacs fue un sacerdote que se hizo famoso durante la dictadura y la transición, exigiendo con buen criterio la absolución y aministía de todos los presos políticos que dejó el régimen franquista, postrándose a las puertas de la cárcel modelo para reclamar su libertad, agredido humillado, vejado y encarcelado por sus ideas, ex-candidato al premio Nobel de la paz y senador más votado en las primeras elecciones democráticas de este país.

Hasta ahi, todos diríamos que se ha ido una gran persona. De todas maneras, en mi opinión, fue una persona que vio como su lucha se quedaba obsoleta y no supo adaptarse a los nuevos tiempos de democracia, libertad y respeto hacia las ideas de los demás. En épocas de guerra o de dictadura donde la palabra no puede ser utilizada, es comprensible que las pistolas y lucha armada sean las que hablen. Eso no sólo ha pasado en España. Lo hemos visto durante la resistencia francesa a la ocupación alemana, sucede en Cuba y en infinidad de territorios donde la libertad brilla por su ausencia.

Ahora bien: en un país donde nadie va a prisión por sus ideas, (salvo hacer apología del terrorismo o genocidio), donde hay partidos políticos para todos los gustos, donde la televisión pública y los medios da cabida a este tipo de demandas y donde las libertades indiviudales y colectivas han alcanzado su punto más alto en la historia de España, han quedado obsoletas este tipo de reivindicaciones de la manera que él lo demandaba. Justificando la muerte de inocentes en pos de unos ideales que raramente se podrán cumplir. Que manden las palabras, no las pistolas.

Digo esto porque Xirinacs en una de sus últimas intervenciones públicas en el año 2002, durante la celebración del 11 de septiembre en el "Fossar de les moreres", perdió toda su credibilidad, y coherencia al proclamarse "enemigo del estado español y amigo de ETA".

Perdió la credibilidad al proclamarse amigo de quienes asesinan cargos electos como lo fue él. Perdió la coherencia, porque seguir las tésis de Ghandi, o sea la "no violencia" y llamarse a la vez amigo de ETA, los que utilizan el tiro en la nuca, el secuestro y la extorsión, son dos conceptos contrapuestos y totalmente incompatibles. Otra muestra más de incoherencia fue defender a los terroristas que asesinan niños e inocentes, una persona que había sido sacerdote, obviando la importancia de quinto mandamiento cristiano. Por ahi tambien me duele, soy cristiano y aunque no practico lo que debiera, continuo creyendo en Diós, en Cristo y en su gran legado, sintiéndome por tanto estafado por un miembro que se dedicó a jugar a dos bandas.

Hablando de las reacciones políticas de los diversos grupos, como he comentado anteriormente esperaba las palabras tanto de ERC, ICV y CIU en la linea del adulamiento post mortem , ya que son partidos que suelen hacer guiños a los radicales de manera habitual.

Lo que si que me ha sorprendido es leer las declaraciones del PSC en las que manifiesta el dolor por su marcha, destacando su "lucha contra la falta de libertades durante la dictadura franquista y su defensa de Catalunya", obviando de manera flagrante que el mismo sujeto fue quien declaró ser amigo de los asesinos de Ernest Lluch, Juan María Jáuregui y otros tantos cargos electos de su propio partido, más comprometidos con las libertades que lo fue Xirinacs. Debe ser doloroso para los familiares y amigos de las víctimas socialistas de los asesinos de ETA, el ver que el partido e ideas que defendieron los suyos y que a la postre les costó la vida, son traicionadas en aras de futuras coaliciones post-electorales, anteponiendo el amor al cargo y a la silla que a la coherencia y el respeto a los que ya no están y se dejaron la vida para que ellos puedan seguir representando las mismas siglas.

En definitiva se ha ido un mártir para unos y un lunático para otros. Haciendo mías las palabras de un compañero mío de partido:

"Que lleves tanta paz, como tranquilidad dejas"

Vicente Casal Carriedo